Hoy te dejo por aquí un testimonio real. De esos que se te ponen los pelos de punta. De esos en los que ves cómo alguien intenta recuperar la vida cuando perdiste la infancia. Y, además, lo escribió el protagonista en primera persona. Es de esos trabajos que mandas en clase y decides guardar en una carpeta para, al cabo de los años, limpiarle el polvo y sacarlo a la luz, de forma anónima.
Este es el tipo de alumnado con el que más trabajo a diario. Circunstancias diferentes, pero similares.
Es fundamental conocer los orígenes para poder trabajar con estas personas.
Es fundamental tener tiempo para conocer los orígenes.
Es fundamental que respetemos los tiempos, los ritmos, las emociones…Porque a veces pensamos (yo el primero) que los niños no estudian o no colaboran porque no les da la gana, pero no, normalmente, hay razones de peso detrás.
Para muestra, un botón.
Otra historia real que no te dejará indiferente.
Los corchetes y las X mantienen el anonimato de esta persona que me dio permiso hace mucho tiempo para publicar su historia. Salvo las tildes y algunos errores gramaticales, he intentado respetar al máximo el texto que me entregó. De ahí que ni fotos, ni colores…
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