Estamos industrializando al alumnado. ¿Quieres saber cómo actúa el sistema educativo en la mayor parte de ocasiones…? Si quieres puedes empezar por leer por qué educamos igual que hace 100 años, uno de mis posts más leídos.
Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Entiendo que quizás el mini vídeo (o gif) valga más que mil imágenes. Es más, casi que podría no escribir nada más, sólo este gif da más información de la que imaginamos.
Al sistema educativo le importamos más bien poco. Esa es su forma de actuar. Y con esto me refiero a los niños y niñas, por supuesto. Y al colectivo docente, y a las familias…
Los políticos responsables de estar industrializando al alumnado son como un mal divorcio, sí como uno de esos divorcios que arrasan con todo a su paso, que parecen una rociadita de napalm en Vietnam. Me refiero a esos divorcios en que los niños acaban siendo armas arrojadizas o monedas de cambio ante la inutilidad de unos progenitores que no han sabido valorar ni respetar lo más valioso. Me levanto el sombrero ante todas esas eprsonas que tanto han sufrido, pero que han sabido salvaguardar la integridad de lo que creían lo más importante: sus hijos e hijas. Un aplauso para todas esas personas.
Anda, sigue leyendo conmigo que te voy a bajar a las profundidades del abismo.
Efectivamente, al sistema no le importamos más que para producir.
Desde que el sistema se industrializó, la educación se ha convertido en una fábrica de salchichas alemanas. Echamos a los niños y niñas a una trituradora y… ¡hala! a sacar un montón de salchichas toditas iguales después de haber borrado y exterminado cualquier índole personal.
Me encanta este GIF porque es claro, breve y contundente, además de manifestar una realidad que muchos despreciamos:
Estamos industrializando al alumnado
Fíjate en varios elementos de este GIF, voy a destacarte sólo algunos:
1. La cara de felicidad con la que cada ser único se acerca al matadero educativo.
2. La cara (o, más bien, boca) que se les queda una vez que han sido uniformados en la unicidad del colectivo, matando todo tipo de individualidad o anhelo creativo e inspirador. Además, por supuesto, de su cuadratura en una figura única, repetida e igualitaria.
3. La cara del representante del sistema, su boca… incluso, me atrevería a decir, su postura «corporal» diseñada a través de esos brazos hieráticos que mantienen el mismo gesto impasivo, no reflexionado y amargado.
De aquí se pueden deducir algunos aspectos interesantes que creo debo reseñar.
De un lado, si el responsable educativo ya de por sí tiene mal gesto, mala cara o mala predisposición, eso se va a contagiar rápidamente en el resto del sistema. Quizás de ahí que sea por eso que la mediocridad se va extendiendo como una gangrena. Las personas que entiende de estas cosas manifiestan que los enfados, la tristeza… normalmente produce un tipo de vibraciones de muy bajo espectro y que, casualmente, son las que más fácilmente se contagian. Y de esto puedo dar fe, porque yo este curso lo estoy experimentando con un par de grupos en los que mi índice de frustración se ha disparado a estándares irreconocibles para mí.
Partiendo de esta base, habría que plantearse por qué el profesorado en muchas ocasiones actúa de esa forma:
- Podría ser bien por su propia amargura personal (temporal o eterna). Bien por que se es un amargado al que nunca le gustó su trabajo (pero te da un buen sueldo y buenas vacaciones), bien por una mala racha personal (momentos concretos y breves espacios de tiempo causados por la muerte de un familiar, una ruptura, alguna pérdida en general…). Yo he pasado por esto hace poco. Y se hace muy cuesta arriba.
- Bien porque no se siente arropado, querido o valorado por su empresa (que va desde los jefazos políticos educativos hasta consejeros, delegados, directores, jefes de estudios, jefes de departamento y otras, en ocasiones, morrallas que van obstaculizando y desgastando a diario).
- Porque no se siente autorizado ni reconocido ni respetado por las familias. Los que me conocéis de hace tiempo sabéis (u os recuerdo) que por ahí debió quedar archivada una causa contra mí en un juzgadode instrucción. Sí, aún así, no cambié mi parecer.
- Podría de igual forma ser por causa del miedo: el miedo a la dirección, a las familias, a los niños, a la inspección, a otros compañeros… El miedo paraliza y amarga.
- La causa podría encontrarse también en el propio alumnado. Este año tenemos unos grupos de dulce. [modo irónico ON]. Ayer un compañero decía en unas sesiones de equipo educativo: «en esta clase metía yo al César Bona ése»… le ofrecí darle su número de teléfono, pero no lo aceptó. A veces en un grupo estás en el día de la marmota. Pero sin gracia ninguna, claro. Ay, si pudiera hablar sin tapujos o sin que una jefa de estudios te diga por qué has hecho público tal cosa… ay, ay…
- Por último (al menos para no enrollarme, ya sabes que me puedes dejar tus ideas en comentarios), es que el profesorado no está preparado. Que queréis que os diga, somos un colectivo con una formación de mierda.
Por otro lado, como ya decía Ken Robinson hace muuuucho tiempo, estamos matando la creatividad en la escuela. Da igual que seas un pentágono, una estrella, un círculo o un triángulo, al final debes pasar por la trituradora y debes ser un buen cuadrado cuadriculado. Ese es el fin primero y no tan claro del sistema educativo. A los dirigentes (al menos en este país de incultos y mediocres que ostentan un poder que no les corresponde) les conviene que no se piense, que no se reflexione más que en la dirección que a ellos les convenga.
Cuantos más sometidos, más fáciles de manejar. Por eso cada vez desaparecen más las humanidades y por eso cada vez interesa menos el pensamiento (critico o sólo pensamiento…). Es una pescadilla hedionda que supura la podredumbre que nos inunda en el sistema educativo. Por eso están industrializando al alumnado.
Aquí sólo interesa producir, producir y producir. Y mientras nos estamos llevando toda una vida, de toda una generación, por delante. Estamos menoscabando el futuro de niños a los que castramos a diario porque hay que mantener un statu quo dentro del sistema.
Mientras sigamos pensando de forma comercial; mientras tratemos a los niños como niños cuando nos interesa, pero como adultos cuando también nos interesa; mientras no pongamos en el centro del aprendizaje a los chicos y chicas que se abuuuuuuuuuuren a diario, que no quieren ir a un centro educativo porque no les aporta nada; mientras no dejemos de politizar la educación de un lado y de otro; mientras no entendamos que la educación (en su sentido más amplio y holístico) no es un arma arrojadiza… mientras no cambiemos estas situaciones, seguiremos igual.
Estoy de acuerdo. El enfoque educativo es mirando hacia la empleabilidad y no en mejorar personas, ciudadanos capaces de asegurarse su bienestar.
Muchas gracias, Silvia. Así es. Una pena…