He recibido la noticia del fallecimiento de Pau Donés como un mazazo. Y se me ha venido a la cabeza que el amor es lo mejor que me ha dado la vida.
Sí, ya sé, y a mí qué me tendría que importar un tío que no conocía de nada, salvando el respeto por esa persona (su trabajo, su legado) y por los que le rodearon hasta su último aliento.
Ya, es que no es la noticia en sí, es todo lo que desarma y desalma.
Nos creemos infinitos, eternos, en posesión de todos los secretos de la vida…
Pensamos que la época en la que vivimos es la única relevante e importante, aunque tengamos en cuenta la historia; pensamos que nuestra raza está por encima de todo, que puede poner y disponer o, simplemente, quitar. Vivimos en una rueda sin fin que nos lleva por donde quiere. A veces sin valorar lo que nos rodea, las personas, las situaciones, las vivencias y experiencias… a veces, incluso, sin valorarnos nosotros mismos. Si nos valoraramos más y mejor, con asertividad, con respeto, con seriedad y honestidad, las relaciones mejorarían, la primera, la nuestra con nosotros mismos.
Creemos que esta vida es lo único que existe o tal vez que no. Y cada uno tiene su verdad absoluta. Los que piensan que cuando se acaba, se acaba, igual que cuando dio comienzo; los que creen firmemente que no todo puede ser esta mezcla de arcoíris y de mierda. Llamadlo cielo o infierno, vacío cuántico, universos paralelos, San Junípero, criar malvas o simplemente el descanso eterno… Me temo que no lo sabremos hasta que no llegue el momento.
Sin embargo, creo que sólo hay una razón de vivir, para vivir, con la que cobijarse, desde la que perdurar, en la que permanecer, mediante la que existir, a través de la que subsistir, ante la que mantenerse, bajo la que asentarse, hacia la que conservarse, según la que perdurar, sin la que no se puede ser o estar…
El amor
Creo que es la mayor fuente de energía que tenemos, aunque no desde un punto de vista tecnológico o científico (que también). El amor mueve montañas, consigue imposibles, levanta a los derrotados, acompaña a los desolados y te proporciona un horizonte que incluso puede no llevarte a ninguna parte, pero te lo da.
En educación pasa igual. En la crianza. En las relaciones. En el trabajo. En la calle. Con otros. Contigo…
Y es que en la vida es que es así.
Hasta con los torpes mediocres que se afanan inconscientes en destrozarnos la vida, en nuestro afán de protagonismo en la neurosis del otro (frase que una vez me dijo José Ignacio G. A.).
El amor es lo que lo mueve, remueve y conmueve. Es el puzzle de la vida.
No sé, quizás es que la pandemia me lleva por otros derroteros emocionales y cada cosa me trastoca más de lo que debiera. Tal vez es que llevo cinco años con la espada de Damocles en seres cercanos. O que últimamente me siento viejo por muchas cosas que me han ido sucediendo. No sé.
Tal vez no sea siquiera nada de eso, y sólo se trate de algo tan simple como que escuchando de las últimas canciones de Pau, la historia de ese vídeo, la letra… inhalo su mensaje y lo que subyace es amor, amor puro y duro, porque, si no, ¡qué coño hay detrás de todo para levantarte, mantenerte , apostar y luchar por una mano buena en esta partida!
Cada vez intento ser más honesto conmigo mismo y con los que me rodean, aunque no siempre lo consiga. Cada vez rehúyo más de discusiones absurdas, pretendo valorar más lo que me aporta y me hace crecer y, sobre todo, intento agradecer lo que tengo. Y a veces hasta dudo de si eso es lo correcto.
Qué queráis que os diga… Yo he recibido la noticia casi que de la peor forma que imaginaba. Y me ha removido. Creo que aún tengo mucho que aprender.
Aquí os dejo una de las últimas y grandes aportaciones de Pau al mundo. Una de esas cosas que en unos días desaparecerán de la memoria individual, pero, probablemente, no de la colectiva.
Os dejo con una canción maravillosa, con su sonrisa, con esperanza y con amor.
Gracias por estar.
Gracias por expresarlo así, también a mí me ha removido mucho y me identifico con tu sentir, gracias.
Gracias a ti, Almudena. Me alegro de que te haya gustado.
Ánimo!
A mí también me removió…
Fue un día raro, estaba rara, triste… No sabía qué me pasaba… Descubrí que la muerte de Pau me había impactado más de lo que yo creía…
Besitos!!!
marianita
Sí que fue un día raro, Marianita. Y ya ves, quizás no es tanto la muerte de Pau, sino todo lo que ahí va implícito.
Me alegro de que te haya removido.
Un fuerte abrazo!!
Cuando falleció mi padre, y era una muerte anunciada por su precario estado general de salud general unido a la ancianidad, caí en la cuenta, por vez primera, que en cada muerte hay dos duelos. El duelo pro la persona querida que se va y el duelo por nosotros mismos. Porque la muerte del «otro» está anunciando nuestra propia muerte…
Pues sí, Enrique.
Gracias por tu comentario.
Yo lo he visto con mi padre y con mi hermano… Por eso hay que vivir en el amor y aprovechar cada día.
Ya hace tiempo que no voy por tu librería…
Un saludo!!!