VIOLENCIA DE GÉNERO (primera parte)
Hace unos 15 años coincidí en un curso (que llamaban) de quiromasaje con un policía nacional que decía que en ellos aprendía más cosas para darles más golpes a algunos tipos que se lo merecían.
Gracias a dios, hay otros muchos agentes que demuestran lo contrario en su labor cotidiana, como en cualquier profesión. También hay profesores y maestros que deberían desaparecer del mapa, y hay otros que son increíbles.
Esta mañana han venido a clase dos agentes del Cuerpo Nacional de Policía, de la patrulla de Violencia de Género y han mantenido un encuentro con los chavales bastante interesante.
Las dos agentes son espléndidas (y no doy sus nombres porque tampocoles he pedido permiso para hacerlo). Es la segunda vez que coincido con ellas y me parecen geniales. Saben lo que quieren transmitir y lo hacen a la perfección. Llegan a los alumnos con una soltura que ya quisieran algunos profes. Lo que cuentan es apabullante, interesante o espluznante. A veces hasta se les saltan las lágrimas mientras cuentan (mezcla de rabia, impotencia y esperanza) lo que estiman oportuno para los chavales.
Preguntas que hacen los chicos referentes a por qué casi nunca se habla de violencia de género de la mujer al hombre se las despachan con claridad y contundencia en apenas unos segundos. Y queda muy clarito.
Hablan de los celos y de que el 50% de los jóvenes andaluces piensan que tener celos es bueno y/o normal (en el sentido de correcto). Y les toca a ellas (entre otros) desmontar esa estupidez y hacerla creíble.
Descosifican las relaciones y a las mujeres en un tris, con la misma claridad con que te ponen una foto de Rihana (y 20 mujeres más) maltratadas, mientras explican que la violencia de género no entiende de clases sociales.
Cuentan cómo viven 24 horas diarias, 365 días al año pegadas a un móvil, pendientes de cualquier incidencia de cada una de las mujeres que dependen de su protección y/o atención. Ni siquiera pueden estar las dos de vacaciones al mismo tiempo, una de ellas, al menos, debe tener el móvil.
Y cuentan tantas y tantas cosas que yo me sigo planteando qué de tonterías acabamos construyendo en las clases con este sistema educativo asfixiante que no nos deja tiempo ni formas para trabajar, por ejemplo, la inteligencia emocional y la gestión de las emociones para, a su vez, evitar casos de celos que acaban con asesinatos directos o por goteo psicológico. Porque hay algo que nos debe quedar claro aunque algunos medios se empeñen en convencernos de lo contrario (aunque sea sin mala intención y por imprudencia): y es que las mujeres víctimas mortales de la violencia de género no son halladas muertas, son asesinadas.
Texto original: en este enlace podrás verlo.