Estoy hasta el moño de esa frasecita.
No me canso de decir que el respeto no es temor mordoriano. A ti los niños no te respetan, te tienen miedo. Puro y duro. Y cuando tienes miedo, ni pestañeas sin permiso, todas tus neuronas, todo tu ser te paraliza, y así lo demuestran los últimos estudios neurocientíficos acerca de nuestro cerebro reptiliano. Te apuntan con una pistola y el criminal te dice:
Esa sensación de miedo queda claro que hace de los niños unas simples marionetas, faltas de creatividad, asustadizas y con una autoestima en declive.
He comprobado, en mi trabajo y en mi casa, que es mucho más efectivo y, a la larga, mucho más rentable, sentarte a hablar con los niños, con las personas, mostrarles que estás ahí y que las cosas se pueden hablar.
Requiere muuuucha más paciencia.
Es muuucho más cansado a priori…
Pero no hay color entre una forma y otra.
Si aún ponéis copias, os recomiendo que charléis con esos chavales/hijos que os dan problemas.
Con el tiempo (con mucho tiempo) ganáis vosotros y, sobre todo, ganan ellos.
Lo cierto es que la administración debería dejarnos actuar con los chavales conflictivos de alguna forma útil y adecuada…
Alguna vez, tras expulsar a un alumno del centro, la madre me venía y me decía que no lo expulsara, que lo dejara en el centro y que lo pusiera a lavar los baños… ¡Ja! Si hiciéramos eso… la administración y multitud de asociaciones se nos echarían encima. Pero es que, además, tampoco sería útil. Sería un castigo más. Con lo cual, no es una opción útil.
Con estos chicos habría que arreglar cosas, pintar paredes o decorar con grafitis, hacer cosas manipulativas… no sé… depende de las habilidades y de los contextos… Eugenio, un gran artista, lo hacía con un grupo de chavales muy conflictivo en un centro en el que coincidí, cuando la administración nos dejaba y pagaba a un artista (no era profesor) para dedicarse a esos chavales con un horario lectivo como el de un profesor… Luego decidieron que ese dinero no era rentable… Los chicos conflictivos no son rentables. Es mejor invertir en redadas policiales que en educación.
Lo cierto es que la selva en la que estamos inmersos en los centros educativos, a veces, invita al homescholling, tan respetable como cualquier otra metodología. Pero no voy a hablar de esto ahora.
Hoy tocaba hablar del respeto, ese que se gana y no ese que se amenaza. Y, desde ese respeto, ayudar a los chicos en la escuela en lo que se pueda, y eso pasa por ayudar, también e igualmente, a los que muestran interés por aprender.