Innovación

La innovación está sobrevalorada… o no.

Últimamente la innovación está sobrevalorada o, quizás, más que eso, lo que está es valorada de forma constreñida y muy limitante.

Es lo que pienso. Sigue aquí conmigo y te cuento por qué.

Innovar es cambiar o transformar las cosas introduciendo novedades de algún tipo. Sin embargo, se ha dado por hecho que innovar está sólo relacionado con las tecnologías. Hemos pasado del «Amén, oh dios todopoderoso» al «amén, señora ciencia todopoderosa». Se ha pensado que la innovación es sólo ordenadores, tablets, stopmotion y mil cosas más. No toda innovación pedagógica tiene que ser tecnológica. Ojo, no estoy maldiciendo de las herramientas tic y similares, ni mucho menos, lo que digo es que, en ocasiones, nos obsesionamos con ellas de forma que, cuando no están, nos agobiamos porque no sabemos cómo afrontar el reto de una clase. En mi caso, por ejemplo, la obsesión es de esta último tipo, de las que no hay, como en casi todas partes. Por supuesto, son importantes, pero no imprescindibles, sobre todo tal y como está el patio (y ojalá tuviéramos otro patio diferente). Y con el patio me refiero a las mierdas de aportaciones económicas que da la administración como para mantener a flote el reto tecnológico de un centro educativo.

Hace unos meses tuve el gusto de compartir (impartiendo) un curso del CEP con Raquel y Aure sobre las Nuevas Alfabetizaciones en el aula de Lengua. Salvo el IES Cartima, prácticamente todo el mundo se quejaba de lo mismo: no hay materiales tics en el centro. O lo que hay está obsoleto, o no podemos pagar un mantenimiento… En mi centro, concretamente, a día de hoy, de rastrojo no pasamos. Para qué nos vamos a engañar. Aunque algunos lo quieran disfrazar.

 

Y así entendido, cuando llegas a un centro en el que no hay dinero, al que la administración no tiene mucho en cuenta (como a casi todos), en el que no hay ordenadores, la señal wifi es un mojón encharcado y los móviles están prohibidos porque el miedo dio paso a la estupidez paralizante… cuando llegas ahí… se hace imposible innovar si crees que ese camino sólo es tecnológico.

 

¿Cómo innovar entonces? Innovar no es sólo producir más y mejor con las tics. Con esa técnica seguimos produciendo industrialmente, de forma más creativa, sí, no lo discuto, pero seguimos haciendo, de fondo, lo mismo: producir a merced de la OCDE y otras instituciones similares.

Lo que estoy diciendo es:

Que la innovación no sea un anclaje en aspectos

formales que olviden al contexto y a la persona.

 

Innovar también es alguno de los siguientes aspectos:

  • Innovar también es volver atrás si con eso avanzamos. En algunas facultades de medicina están enseñando, de nuevo, técnicas antiguas de operaciones. ¿Qué? Sí, como lo oyes. ¿Por qué? Pues porque muchos médicos aprenden aquí modernas y tecnológicas formas de operar pero en determinadas circunstancias se sienten incapaces de realizar una operación de antaño. Muchos médicos que, por ejemplo, quieren ir a países más desfavorecidos económicamente para prestar su tiempo y su saber, no saben cómo operar cuando descubren que allí, por ejemplo, no hay instrumental para hacer una laparoscopia. Así, con el tiempo, descubrieron que los estudiantes de medicina que quisieran prestar una labor social en otros contextos menos favorecidos, debían aprender técnicas antiguas. Aquí, innovar, precisamente, es volver atrás (aunque sin dejar de lado todas las novedades que la ciencia pueda ofrecer, claro). Y no hace falta ver Anatomía de Grey para darse cuenta de esto.

 

  • Innovar también es tratar las emociones en un aula o en nuestra vida cotidiana, con nuestros hijos, familiares, amigos… Esto es otra forma de innovar, aunque las emociones existan desde antes que esto explotara (por decirlo de alguna forma). Durante años se ha ignorado a esta faceta que ahora se ve crucial para el desarrollo de la personas y hasta de su salud. Ya no sólo lloran las mujeres ni sólo los hombres hacen deporte y beben cerveza. Aunque haya mucho por hacer aún. En este sentido, recuerdo una entrevista a Claudio Naranjo en la que habla del concepto de civilización y en lo que ahora los arqueólogos empiezan a descubrir de este concepto:  desde ese momento (el conocido como «civilización»), empezaron también las injusticias, la esclavitud, las guerras contínuas, el espíritu combativo… Lo que hoy llamamos civilización fue el dominio masculino que siempre se vio como un progreso en lugar de como una injusticia.

Con los dos apartados anteriores no estoy diciendo que la evolución y el progreso sean un cáncer para la sociedad, para nada. Pero que sí que a veces debemos retomar cosas antiguas que nos ayudan a seguir avanzando. Volver a retomar útilmente herramientas del pasado también es creatividad. En un aula puede serlo perfectamente. Así, me hace mucha gracia cuando se habla de la pedagogía Montesori como un sistema innovador. Cuando María Montesori lleva ya 70 años muerta. Y aún así, es innovador en algunos aspectos (sobre todo si lo comparamos con el sistema prusiano y exento de creatividad que tenemos hoy día).

 

  • Innovar también es respeto, porque, créanme, las cosas durante años se han hecho porque sí, porque lo digo yo, porque yo mando, porque yo pongo el dinero, porque yo soy más fuerte o porque te lo estoy pidiendo por favor y no quiero pedírtelo de otra forma más agresiva!!!! Respetar, dialogar, expresar el amor y el cariño, abrazar… esas cosas que un día se perdieron y que ahora son innovación.

 

  • Innovar también es trabajar en equipo porque el mundo, globalizado a niveles insospechados hace unos años, gira en torno al trabajo colaborativo. Difícil es aceptar a alguien que no sabe trabajar en equipo. A esa abusona de poder que maneja a su antojo, a el que no delega nada, al que no se fía… Todo eso también se puede evitar mediante un aprendizaje. No, no queremos domesticar niños en la escuela, pero sí podemos darles herramientas que les permitan crecer en comunidad, junto con otros, no a pesar de los otros.

 

  • Innovar es tener la mente abierta a nuevas formas, a nuevos conceptos, a nuevas metodologías y también a nuevas recreaciones. No cerrar las puertas, dejar fluir, buscar sinergias con otros compañeros (de tu centro o de otros, que las redes sociales ayudan mucho en esto).

 

  • Innovar es hacer sencillas las cosas, porque no se trata de hacerlo todo más complicado, sino todo lo contrario, se trata de facilitar el aprendizaje.

 

  • Innovar es formarse, pero formarse bien, no leer un índice, conocer a alguien que me contó una actividad e intentar echar el resto. Esta actitud es buena y motivadora para introducir cambios, sin embargo, no debe quedarse ahí.

 

La innovación, por tanto, no es una PDI, una ABP o una XXX. Innovar implica mucho más.  Y los docentes debemos tener la mente abierta, debemos ser conscientes de que estamos formando y educando a personas que vivirán en el mundo que existirá dentro de 15, 20, 25 años. Por tanto, debemos prepararlos para ese futuro que es de ellos, no el nuestro.

Debemos hacerles ver y sentir

que el mundo de mañana es de ellos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *