caos!!

Del caos al orden en secundaria

Este curso empezó medio bien. Sin embargo, apenas empezadas las clases, todo se torció y entramos en una situación de caos absoluto.

Este año, por mi reducción de jornada, sólo tengo clase en 2º de ESO. Sí ya sé… un casi suicidio laboral, me lo ha dicho mucha gente. Sea como fuere, el caso es que ha salido así y voy a aprovechar el tiempo con ellos. ¿Quieres saber qué hice?

Fase I: el caos

Como ya te he dicho, de repente, por diversas circunstancias, todo fue al traste. El clima se enrareció en todo el centro y hemos pasado unas semanas de mucho trajín y cierta complejidad. Por ejemplo, la Administración no nos mandaba los sustitut@s necesari@s para las bajas que existían. Una falta de previsión que, algunos días, ha provocado hasta 5-6 horas de guardia consecutivas al alumnado de 1º de ESO, por ejemplo. ¿Os imagináis lo que es estar en el centro, dentro del aula y sin salir, 5-6 horas (aparte el recreo) y sin hacer casi nada? Eso genera una tensión extra que no mola en absoluto.

Yo, personalmente, en mis clases decreté el estado de sitio. Había que hacer un ejercicio fuerte de contención. Los alumnos hacían literalmente lo que les daba la real gana. Y no entro en detalles, pero sucedieron cosas hasta desagradables que rompían con fuerza el ritmo vital de un aula, ya no normal, sino como las que tenía.

Boom!!

En esas dos semanas de contención tueve que escribir varios partes (amonestaciones, incidencias… en diferentes sitios se les llama de forma distinta). Puse más partes en dos semanas que en los dos años anteriores juntos. Y lo peor es que era necesario. Había que marcar muy claro el límite que no podía traspasarse y que habían sobrepasado con creces. El momento de crisis generó un cambio en la gráfica, en este caso, con tendencia a una disciplina más férrea y necesaria.

Recordad que el término crisis no tiene por qué indicar algo malo; su etimología remite al griego, donde encontramos exactamente el mismo término (“κρίσις”): con el significado de “separación”, “distinción”, “elección”, “discernimiento”, “disputa”, “decisión”, “juicio”, “resolución”, “sentencia”. Y hubo que elegir. La vida es una constante elección, pasamos toto el día elegiendo aun sin darnos cuenta por no tomar conciencia de ello, como tantas otras cosas. Elijo levantarme o seguir durmiendo. Elijo ponerme una ropa u otra. Eligo desayunar o no. Elijo ir en bici o andando o en transporte público. Elijo, elijo, elijo… tooooooooooooooooooooooooooooooooodo el día. Y la crisis alude a un momento, quizás, más vital en el que todo puede reconducirse en un sentido u otro, pero no necesariamente negativo. El concepto de crisis también ha sufrido su propio efecto Pigmalión nocivo.

 

Fase II: tomar conciencia

El jueves y viernes pasado llegó el momento de efectuar otra vuelta de tuerca al efecto de crisis que estábamos viviendo. Una vez contenido todo de forma un poco drástica… (¡Vamos, que el sargento de hierro de Clint Eastwood era Walt Disney a mi lado!!!!) pase a una segunda fase.

 

Juntamos varias mesas formando una mesa gigante y nos sentamos todos alrededor de ella. Allí me puse muy serio y les pedí silencio y colaboración.

Globo rellano de harina
Teddy

Saqué entonces un muñequito que días antes me había regalado una alumna de otro curso. No es más que un globo lleno de harina. Nada más verlo, uno de mis alumnos dijo que si lo podíamos llamar Teddy. Y nos pareció bien a todos.

Entonces les dije que sólo podía hablar quien tuviera en sus manos a Teddy y que quien quisiera hablar tenía que levantar la mano para solicitar su turno de palabra y tener a Teddy al mismo tiempo.

 

Empecé yo y lo hice preguntándoles qué tal habían estado estas dos semanas anteriores. Cómo habían vivido mis clases. Cómo se habían sentido. Si habían aprendido algo de Lengua habiendo estado copiando sin parar y haciendo ejercicios como churros. Si creían conveniente seguir así.

La respuesta fue unánime y contundente: NO; y, además, lo hicieron por orden según la posesión de Teddy.

 

Entonces les pregunté qué habría que hacer para que todos disfrutáramos más en las clases de lengua. Y paulatinamente fueron saliendo de sus cabecitas pensantes estas propuestas:

 

  • Compromiso:

– a comportarse bien

– a estudiar y/o trabajar

  • Confianza. Hay que volver a recuperar la confianza. El profe ya no confía en la clase y hay que ir trabajando para demostrar que sí puede.
  • Tener de vez en cuando una asamblea con Teddy en la que cada uno pueda expresarse libre y respetuosamente para ir proponiendo cosas nuevas, evaluar las que se van haciendo, introducir cambios necesarios…
  • Traer libros de casa para las lecturas de los viernes.
  • Leer fuera de clase algunos días. Igualmente, salir del aula en diversas ocasiones para cambiar de aires.
  • Realizar excursiones.
  • Trabajar de forma más creativa, no copiando solo cosas del libro y haciendo ejercicios repetitivos sin sentido.
  • Ver pelis como, It o Saw (tras aclararles que ésas no, propusieron Tu mejor amigo )

 

Yo les fui respondiendo y concretando diversos aspectos. Por ejemplo, no creo necesario ni útil, como ya he dicho, ver pelis como It o Saw, sin embargo, sí que podemos ver otras que creo pueden ser muy oportunas para trabajar determinados aspectos.

También les concreté un plan de trabajo semanal como el que se ve en la foto de la pizarra y que se resume en cuatro clases distribuidas así (tampoco hay que seguir el plan de forma dictatorial, siempre nos tendremos que estar adaptando a la situación diaria o a las necesidades que surjan de diversa índole):

 

  • Jugamos con la lengua (ya sólo el título da mucho juego)
  • Taller de escritura
  • Laboratorio de Poesía (creo que es fundamental trabajar la poesía, porque nos puede ayudar mucho a canalizar todo un mundo lleno de emociones)
  • Lectura

Todo muy práctico, sólo haciendo podremos aprender mejor. Y equivocándonos. Algunas tareas serán en grupos, otras individuales. En silencio, con móvil, teatreras, de libro,… Para todos los gustos y colores.

Del caos al orden en secundaria
Del caos al orden en secundaria

Y tras una hora entera debatiendo, aportando, creando entre todos… dimos por finalizada esa segunda fase.

 

Fase III: el compromiso

El lunes siguiente, entró la tercera fase del proceso:

 

Recogí en la pizarra todas las ideas que habían aportado, cómo preferían que fueran las clases y les pregunté muy directamente:

 

¡Chicos!

 ¿Quién es el verdadero protagonista del proceso de aprendizaje?

¿Quién es realmente necesario y el centro de todo?

Varios respondieron y lo hicieron mal, dijeron que el profesor, que ése era yo.

Y uno levantó la mano rápido y dijo: “¡Nosotros!”

¡¡¡CLARO!!!

 

Así que, con todo lo trabajado y con lo escrito en la pizarra, les pedí un ejercicio personal y en silencio:

 

CADA UNO DEBÍA ESCRIBIR SU PROPIO COMPROMISO

FECHA Y LUGAR

NOMBRE DE CADA UNO

SU COMPROMISO (basado en las ideas que habían propuesto)

Y QUÉ COMPROMISO LE PEDÍAN AL PROFE

FIRMADO.

Y LUEGO DEBÍAN ENTREGÁRMELO

caos y orden

¿¿Te lo resumo ahora que ya sabes la historia??

 

  1. Declarar el estado de sitio (sólo si es necesario)
  2. Convocar una asamblea (sin etiquetarla como tal en un principio)
  3. Si es necesario, buscarte un Teddy y dialogar. Trata de dirigir (orientar) la asamblea, pero haciendo que ellos sean y se sientan protagonistas.
  4. Llegar a propuestas reales y elaborar unas conclusiones.
  5. Recordarlas en la pizarra (o mediante el formato que estimes oportuno)
  6. Que ellos elaboren su propio documento de compromiso y lo fechen y firmen.
  7. Realizar un documento general de compromiso.

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